miércoles, 3 de septiembre de 2008

40 años atrás...

Esta poesía la dedico a una niña de 15 años que conocí en Moveros de Aliste en el año 1968, que después de 5 años de novios nos casamos el día 18 de agosto de 1973, hace 35 años.

Una tarde de abril,
por primera vez estaba
en el pueblo de Moveros
y con una quinceña bailaba.

El mes de abril ya pasaba,
y el mes de mayo llegaba,
y yo a Moveros no iba,
por que en Lober arando estaba.

El mes de mayo pasaba,
Y el de junio ya llegaba,
y yo a Moveros no iba,
por qué en Lober segando estaba.

El mes de julio pasaba,
Y el de Agosto ya llegaba
Y grande fue mi disgusto,
Por qué la moza que yo bailaba,
en Moveros ya no estaba.

Se marcho pa Barcelona,
La gente así comentaba,
y yo con gran disgusto,
a Lober yo regresaba.

No paraba de pensar,
en aquella moza guapa,
que el 27 de abril
yo con ella bailaba.

El mes de agosto pasó
Y el de septiembre llegaba,
Y en la fiesta de Lober
con Nati yo me encontraba.

Con ella yo fui a bailar,
para poder preguntar
por aquella moza guapa,
que yo en Moveros bailaba.

En la fiesta de Lober,
sólo con Nati bailaba,
haber si me podía dar,
las señas que yo preguntaba.

Por eso no te preocupes,
Nati me comentaba,
las señas yo las conseguiré,
aunque a mí me cuesten caras.

El día 10 del mes de octubre,
por Moveros yo pasaba,
y aquella chica tan buena,
las señas a mí me daba.

No pasaron muchas horas,
que yo escribiendo ya estaba,
a aquella quinceña guapa,
que yo en Moveros bailaba.

Los días largos se hacían,
y los meses no pasaban,
al ver que aquella quinceña,
que a mí no me contestaba.

Casi un año pasó,
yo, desesperado estaba,
al ver aquella quinceña,
que a mí no me contestaba.

Un día del mes de junio,
uñendo las vacas yo estaba,
cuando pasó el cartero,
y a mí una carta me daba.

Grande fue mi sorpresa,
cuando el remite miraba,
por que aquella carta era,
de aquella quinceña guapa.

Des aquel día, todo cambio,
yo aquella carta guardaba,
al ver que de mí se acordó
aquella quinceña guapa.

Ya en el mes de julio,
la siega ya comenzaba,
y yo deseando estaba,
que el verano se acabara.

El verano se pasó,
y yo sólo me preguntaba,
el día que volveré a ver,
aquella quinceña guapa.

Pasamos todo el invierno,
cada semana dos cartas,
ya no podíamos pasar,
sin saber que nos pasaba.

Llega ya el mes de abril,
y el ejército me llama,
siento tener que ir,
y dejar mi novia guapa.

Llego ya al campamento,
contenta ya tengo el alma,
pensando que en 15 meses,
veré la quinceña guapa.

Quince meses duró,
aquella pesadilla larga,
sólo con el consuelo,
que me daba con sus cartas.

Al cabo de 15 meses,
aquello ya se acababa,
pensando que estaría al lado,
de aquella quinceña guapa.

El día 15 de julio,
a Malgrat yo ya llegaba,
para no separarme mas
de la quinceña que bailaba.

Trabajando estuve un año,
al lado de mi quinceña del alma,
y el día 18 de agosto,
en Moveros me casaba.

35 años han pasado,
de aquella boda tan blanca
y aunque hoy ya no es quinceña,
la quiero con toda el alma.

Malgrat Gumaro.
de Mar,3 de septiembre de 2008

2 comentarios:

  1. Encantada tendrá que estar tu mujer por eso que la has dedicado. Lo tenías que haber publicado el día 18 y ya lo hubiese bordado. (Me ha salido hasta rima y todo, jejeje).

    Un saludo.

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  2. ¡A ver si copian otros!...

    Edelwais.

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