viernes, 19 de septiembre de 2008

LA TRASHUMANCIA EN LOS AÑOS 60 EN LOBER

La trashumancia en Lober ha existido desde tiempos remotos. Había otros pueblos vecinos que por su ubicación en riberas o pastos más frescos y con abundante agua, el ganado podía quedarse pastando sus terrenos durante la calurosa época estival sin hacer la trashumancia.
Lober, un pueblo siempre con un exceso de ganado ovino, llegando el verano los pastos se quedaban secos o escaseaban debido al exceso de reses, por eso en verano siempre se tenía que hacer la trashumancia hacia las sierras de Puebla de Sanabria, buscando los frescos pastos y el agua de aquellas sierras, la gente decía que si las ovejas iban a la sierra, en invierno enfermaban menos. Había unas gentes de algunos pueblos que se cuidaban de arrendar los pastos, éstos eran los llamados amos, que después contrataban ovejas cobrando un tanto por cada una. También éstos tenían que contratar pastores y arreadores para cuidar la gran cabaña de ovejas que se juntaban, y que siempre solían ser dueños de las ovejas.
La trashumancia se hacía a finales de junio, salíamos de Lober al atardecer y llegábamos a dormir a los corrales de Rabanales cerca del río Ceval, allí metíamos las ovejas en los corrales campestres, y los pastores íbamos a Rabanales al bar del “Rabiau,” allí recuerdo que vi yo la televisión por primera vez, era el año 1963, tenía yo 14 años. Al día siguiente, había que madrugar quedaba un largo y agotador camino por andar, así salíamos los siete u ocho ganaderos de Lober y allí se juntaban también otros dos o tres que había en Tolilla, y salíamos río Ceval arriba, que nos empezaba a salir el sol antes de llegar término de San Vitero, allí ya se empezaban a ver rebaños de diferentes pueblos de Aliste, las ovejas de Lober y Tolilla ya iban juntas, aunque los rebaños iban aglomerados, no se acababan de juntar, por el instinto que las ovejas tenían, ya que por el balar ellas se conocían. Ya llegábamos a los campos de Aliste, mochila llena de comida, y capa al hombro, para llevar todo esto durante todo el día, era un gran esfuerzo . La comida que solíamos llevar era pan y tocino, chorizo ya no había o si había alguno se guardaba para medicina. Por los campos de Aliste ya empezaba a calentar el sol, allí no había agua ni sombra, a veces se encontraba alguna fuente que no era agua corriente, era agua detenida, y para cogerla teníamos que quitar una gran cantidad de “saltones”saltamontes, que caían al agua y como no podían salir allí morían, pero como no había otra aquella era buena para saciar un poco la sed y mojar el pan que llevábamos que ya se había quedado duro. En los campos de Aliste el sol era agotador, teníamos que taparnos con la capa de paño, de esa manera no daba el sol tan directamente en la cabeza. De hay el dicho que dice que lo que quita el frío , también quita la calor.
A medio día estábamos frente a San Cristobal, y continuábamos caminando, las ovejas con el sol no caminan, había que esperar que cayera la tarde . Llegando al término de Gallegos del Campo ya empezaban a caminar más, y había que recuperar terreno, Allí, ya se veía la cabaña de todo Aliste, aún no iban juntas, era en la “Fuente el Horno” donde se juntaban todas las de Aliste unas 5000aproximadamente. La fuente “El Horno” en término de Gallegos del Campo era una fuente con abundante agua fresca y que todo el día pensábamos en llegar a ella, durante muchos años sació la sed de todos los pastores alístanos.
El camino continuaba, ya sólo se veían ovejas por todas partes, pero ningún pastor conocía las suyas, la noche ya se echaba encima, aún quedaba camino por recorrer. Por fin se llegaba ya al sitio llamado el “Carrilon” que era donde se dejaban, esto era termino de “Flechas”en la Sierra de la Culebra, cerca de Peña Mira. Allí , se hacían cargo de la cabaña los pastores y arreadores que las llevaban al destino, a la sierra de la Pedriña, la Escoba, entre otras. Llegando allí después de tres o cuatro días más de camino, los arreadores volvían a sus casas y ya sólo quedaban los pastores, con sus grandes perros para defenderse de los lobos, eran los que las cuidaban durante dos meses aproximados dependiendo del pasto que hubiera mas o menos.
Tomábamos el camino de regreso, hacía Mahide, llegando a ese pueblo, cenábamos en una taberna que había, la cena solía ser latas de sardinas y jarras de vino, esa noche eso no falta, y acabado de cenar el gasto se pagaba a “escote”, la cama era campestre, íbamos a la era donde trillaban y dormíamos entre la paja, por aquella zona las noches eran bastante frescas, nos tapábamos con paja solo dejando la cabeza fuera, que también teníamos que tapar con la capa, por que sino picaban los mosquitos. Por la mañana había que levantarse temprano, había que coger el autobús en Mahide, que nos llevaba hasta Ceadea. De allí caminando hacia Lober, parábamos a almorzar algo en la fuente la ferrada, que era algún trozo de pan duro que nos había quedado del día anterior, y llegando a casa final de viaje.
Al cabo de mes y medio o dos, los arreadores subían hasta Puebla en tren, buscaban la cabaña y emprendían el viaje de regreso, después de cuatro días de camino, llegaban al destino, que era algún pueblo de Aliste, normalmente era Grisuela. Allí acudían todos los ganaderos de Aliste, había que apartar las ovejas, cada uno tenía que buscarse un corral de algún amigo o conocido, las ovejas iban dando vueltas por la calle, y tenias que vigilar cuando pasaban para conocerlas y irlas metiendo en el corral que habías buscado. Para conocerlas, las ovejas tenían una señal en las orejas, ésta señal cada ganadero tenía la suya propia, de ésta manera nadie se las podía quitar. También tenían otra marca para conocerlas, era “la mela” cuando se esquilaban, se le hacía una señal con pez caliente, cada uno también tenía la suya, que solía ser una letra. Una vez apartadas venían los disgustos, a uno le faltaban dos, a otros cuatro, en fin, los pastores traían algunas pieles, la cuales unas decían que las había comido el lobo, otras que se habían caído de alguna peña y se había muerto, en fin cosas así.
Esta es la historia de la trashumancia en Lober en aquellos años60.Hoy aún se continua haciendo,y no creo que el sistema mucho haya variado.
Gumaro

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