El Sacramento de la extremaunción consiste en la unción con
óleo sagrado que el sacerdote hace a los files que se encuentran en eminente
peligro de muerte.
En aquellos años,
cuando una persona se ponía enferma antes de requerir la presencia de un
médico, se anteponía la presencia de un
sacerdote para obtener una buena muerte.
Recuerdo de niño esta costumbre que el sacerdote vestido con una estola blanca y un cáliz en las manos con las sagradas hostias para dar la comunión al enfermo
si aún estaba consciente, y acompañado del mayordomo que iba delante portando
la cruz procesional, detrás dos vecinos que llevaban dos candelabros encendidos,
al lado del sacerdote iban dos
monaguillos, uno portaba el caldero del agua bendita con el aspersorio, el otro
por taba en las manos la crismera con los santos oleos para uncir al enfermo, y detrás iba la
comitiva de gente que se quería sumar a
la comitiva con velas encendidas para acompañar al enfermo el momento de da el santísimo sacramento de
la extremaunción.
Llegando a la casa del enfermo estaba esperando la familia
con la puerta abierta. Era costumbre de poner
telas blancas cubriendo las
paredes de la casa por donde pasaba el
sacerdote así como en la habitación donde estaba postrado el enfermo. En la
habitación se ponía una mesa cubierta con un paño blanco de lino donde se
ponían todos los santos utensilios que habían sido portados para la ceremonia.
Si el enfermo estaba ya en su ultima hora, el sacerdote uncía con los santos oleos una cruz en la frente,
otra en las manos y otra en los pies, y rociando el lecho del moribundo con agua
bendita.
Después de varios rezos por parte del sacerdote deseando una
buena muerte, se rezaba un padre nuestro, un ave maría y un gloria por parte de
todos los allí presentes.
Toda esta ceremonia causaba cierto pavor sobre todo a los
niños de la sociedad atrasada de
aquellos años, que cuando veíamos la comitiva corríamos hacía a casa para
escondernos, y si era a la hora de escurecer, cunado veías al sacerdote
vestido de blanco y la comitiva con las velas encendidas nos causaba un miedo aterrador. Yo pude presenciar esta ceremonia con 7 años en
mi casa para dar la extremaunción a una tía nuestra, es el único recuerdo que
me queda de ella. Falleció dos días después.
Gúmaro, 20 de enero
de 2013.
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