Más o menos alrededor de las cinco de la tarde del día 2 de
agosto de 2013 recién llegado a Moveros y aún
casi sin haber desecho la maleta y después de echar un rato la siesta en las
horas más calurosas del día, salí un rato a la tertulia con algunos vecinos a la sombra de una casa de
piedra donde las mismas piedras rezuman
frescor por el lado que toca la
sombra.
Desde allí, se empezó a ver humo, un humo espeso en la parte
sureste en las inmediaciones de la raya de Portugal aupado por el fuerte viento
que lo apretaba hacía España, pero que parecía que con la dirección que llevada
el viento Moveros se iba a escapar de la quema o por lo menos parecía. Yo más o
menos a las seis y media de la tarde cogí el camino de Acañices para ir a sellar una
primitiva que normalmente voy haciendo semanalmente todas las semanas del año.
Cuando regresaba para Moveros y una vez rebasado el valle de Sahú en Alcañices,
la columna de humo ya había nublado el
sol y entre la espesa humareda se veían las llamas mientras
se oía un ruido como si de una tormenta se tratara en los pinares de la
raya en los términos de Ceadea y Arcillera, apuntando a la facera de Arcillera
aún sin cosechar “Pobres trigos” dije yo al pasar. No había llegado yo a
Moveros cuando la guardia civil cortaba la N 122 a la altura del empalme de
Gallegos del Río, desviando el trafico dirección Braganza por Lober, Tolilla y Rabanales para luego salir a la N122 en Alcañices, mientras el fuego ya había arrasado las cosechas de cereal de
Arcillera, había atravesado la N122 a la altura de Arcillera y cinco aviones anfibios ,siete helicópteros,
y 60 militares luchaban contra el fuego alrededor del pueblo de Arcillera pudiéndolo
controlar al borde de las casas. El fuego ya había causado un gran desastre ecológico
con la pérdida de más de 1.000 hectáreas
monte bajo y de toneladas de madera de pino, fruto de la repoblación llevada a cabo por Icona en
los años 50 y 60, en la frontera portuguesa, además de haber dejado sin cosecha de cereal a los vecinos
del pueblo de Arcillera.
Si bien el mayor desastre que causó este incendio según
comentarios originado por la chispa que desprendió una cosechadora en el pueblo
portugués de San Martinho, además de una carroceta de los bomberos portugueses
calcinada, las quemaduras causadas a cinco bomberos portugueses que habían sido
sorprendidos y rodeados por las llamas, uno de ellos murió a las pocas horas y
otro murió después de luchar más de un mes entre la vida y la muerte en un hospital
de Braganza.
Ya eran las 11 de la noche, y los medios aéreos habían
dejado de trabajar y el fuego parecía controlado en Arcillera, pero aún quedaba un foco que
quemaba descontrolado en la zona de los pinares, y a esta hora el viento continuaba
soplando, pero ahora ya había cambiado de dirección soplando del poniente, lo que favorecía cada vez más que el fuego se
metiera en el pueblo de Moveros. Des de mi casa veía las llamas cada vez más
cerca, los bomberos estaban preparados para trabajar, pero le hacía respeto
entrar entre los robledales y jarales a esa hora ya sin protección de los
medios aéreos por lo que el fuego campaba a sus anchas arrasando todo lo que
encontraba por delante. Yo cada vez lo veía más cerca de mi casa mientras
rociaba con la manguera de agua de mi jardín las persianas de casa y la maleza de hierba de las fincas colindantes y
con el fin de que cuando el fuego llegará perdiera intensidad. Las Buldofer
limpiaban caminos y hacían corta fuegos, las motosierras de los bomberos
cortaban robles para evitar que las
copas de los arboles desprendieran llamas evitando que el fuego ganara terreno.
Eran alrededor de las 2 de la mañana cuando los bomberos dieron por controlado
a unos 200 metros de mi casa uno de los fuegos más feroces en la comarca de los
últimos años.
Gúmaro, 24 de septiembre de 2013.